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Teleseguimiento de seguridad para bomberos

Por desgracia, no son insólitos los casos de bomberos profesionales fallecidos durante la extinción de un incendio. Cuando la muerte se produce por causas como la tardanza en hallar una salida en un edificio en llamas cuando el oxígeno se está agotando, resulta especialmente frustrante, ya que podría haberse evitado mediante una vía de telecomunicación a través de la cual guiar al bombero.

Lograr una vía de comunicación así ha resultado ser un reto técnico durante décadas. En el exterior, los bomberos pueden usar el sistema GPS para hacer seguimientos entre ellos, y radios para mantenerse en contacto. Pero cuando entran en un edificio de acero y hormigón, estas tecnologías se vuelven de pronto poco fiables.

Un equipo de investigación del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en California, EE.UU., ha desarrollado un sistema de seguimiento que podría mejorar sustancialmente la seguridad de los bomberos. El equipo ha demostrado el sistema, llamado POINTER (Precision Outdoor and Indoor Navigation and Tracking for Emergency Responders). Esta tecnología podría beneficiar asimismo a los equipos de búsqueda y rescate en otros contextos.

POINTER es un avance tanto tecnológico como matemático. Darmindra Arumugam, del JPL, resolvió un problema para el cual la comunidad científica había estado buscando una solución desde la década de 1970.

La mayor parte de esa investigación se había centrado en las ondas de radio, que tienen la ventaja de propagar energía sobre grandes distancias. Eso las hace ideales para tecnologías de comunicaciones y de detección como el radar. Pero también son muy imprevisibles en interiores: rebotan en las paredes y no pueden penetrar a gran profundidad en el subsuelo. Es la razón por la cual podemos perder la señal del teléfono móvil cuando descendemos a una estación subterránea de ferrocarril o entramos en un edificio reforzado con acero o simplemente bajamos a un sótano.

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Prueba de la nueva tecnología de seguimiento, cuyos resultados pueden plasmarse en un mapa. (Foto: Paul Wedig/DHS-Science and Technology Directorate)

En vez de ondas de radio, Arumugam empezó a utilizar campos electromagnéticos, campos cuasiestáticos, para ser exactos. Estos campos habían pasado prácticamente desapercibidos por la comunidad científica porque poseen alcances cortos y nunca se les consideró útiles. Están limitados a apenas unos pocos cientos de metros, pero no se comportan como ondas. Pueden superar paredes, ofreciendo mejores capacidades de contacto cuando hay obstáculos interponiéndose entre el punto de emisión de la señal y el de recepción.

Los campos pueden también ser ajustados en diferentes tamaños y longitudes de onda. Mientras que las ondas representan energía en movimiento constante con el paso del tiempo, los campos pueden ser estacionarios, o pueden cambiar tan despacio que lo parecen (cuasiestacionarios o cuasiestáticos). Pueden incluso utilizarse para detectar las diferentes orientaciones de los aparatos.

Esta última parte es importante. Un dispositivo de seguimiento emitiendo un campo cuasiestático informaría a un receptor sobre dónde se halla el emisor en el espacio, así como hacia dónde se encuentra orientado. Podría decirle a un jefe de equipo si el bombero está gateando por el suelo o si está quieto y de cara al suelo.

La tecnología está siendo ahora desarrollada un poco más para que pueda ser miniaturizada hasta el grado idóneo y preparada para su comercialización.

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