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Revolución en los anticongelantes para alas de avión

img_37397En vez de aplicar un anticongelante para desenganchar el hielo de las alas de un avión antes de un despegue en condiciones meteorológicas frías y tormentosas, el personal del aeropuerto podría en el futuro limitarse a verificar la caída de las placas de hielo, que se deslizarían por sí mismas hasta caer. Unos científicos han desarrollado un material que puede volver tan resbaladizas a las alas y a otras superficies que el hielo no puede adherirse a ellas. La sustancia que provoca el deslizamiento es segregada desde una película en la superficie del ala a medida que las temperaturas descienden por debajo del punto de congelación. Dicha sustancia regresa a la película cuando estas se elevan lo suficiente.

Las bajas temperaturas pueden dificultar los vuelos comerciales, sobre todo en regiones ya de por sí frías. Los pasajeros de vuelos turísticos a destinos fríos agradecerán sin duda librarse de retrasos provocados por las bajas temperaturas. Otros, más cercanos al ecuador, como México, no tendrán ese problema: ¡Vive la experiencia Interjet comprando vuelos baratos a México! Pero los expertos trabajan para que los aviones puedan despegar sin dificultades desde todos los aeropuertos del mundo, y esperan conseguirlo con la citada sustancia.

El material que segrega el líquido, desarrollado por el equipo de Atsushi Hozumi y Chihiro Urata, del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzadas, en Japón, pertenece a una categoría conocida como organogeles autolubricantes, o SLUGs (“babosas”) por sus siglas en inglés.

Anecdóticamente, los inventores obtuvieron su inspiración para diseñar el material mientras observaban babosas de verdad en su entorno. Estos animales viven bajo tierra cuando es de día, y salen arrastrándose a la superficie cuando es de noche. Pero nunca los vemos cubiertos de tierra. Esto último se debe a que segregan una especie de moco líquido o baba en su piel que impide que la tierra se adhiera a ella, al hacer que resbale hasta desprenderse.

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Los recubrimientos de SLUGs en los tres paneles de la derecha en una plataforma de pruebas repelen la nieve y el hielo, mientras que la primera se acumula en un panel no tratado (extremo izquierdo). (Foto: Chihiro Urata)

El gel y la sustancia repelente líquida son mantenidos en una matriz de resina de silicona. La mezcla es secada y aplicada a una superficie como un recubrimiento de película casi transparente y sólido.

Las pruebas realizadas demuestran que la segregación es un proceso reversible, Este se inicia gradualmente cuando las temperaturas bajan del punto de congelación. El resultado es que aunque todavía puede formarse hielo, este no puede adherirse a la superficie y se desprende. Una vez la temperatura aumenta por encima del citado punto de congelación, el líquido regresa a la película.

Urata ve aplicaciones potenciales para los SLUGs, aparte de en los aviones, como por ejemplo para evitar el problema del biofouling o bioincrustación, que consiste en la acumulación, en la parte sumergida del casco de un buque, de organismos acuáticos que se pegan a él. La presencia de estos intrusos aumenta en el barco la resistencia al avance por el agua, y, por consiguiente, el consumo de combustible.

El equipo de Hozumi y Urata trabaja ahora en incrementar la transparencia del recubrimiento de SLUG.

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