|

Ni los panistas defienden a Bernardo Campillo

995187467Arturo Soto Munguia

Y se armó, por un momento la zacapela verbal en el Congreso del Estado. La ausencia del secretario de Salud, Bernardo Campillo fue el motivo para el registro de un nuevo intercambio de metralla entre algunos -muy pocos- diputados del PAN y de la oposición.

El Güero Nieves quiso imponer agenda en el debate trayendo a colación el caso de un niño esposado arbitrariamente por policías municipales de Cajeme, tras obstruir con su bicicleta un estacionamiento en Palacio Municipal. El niño, débil visual por cierto, se convirtió en efímera noticia porque ayer mismo, cuando se suscitaron esos lamentables hechos, los agentes involucrados en el mismo fueron llamados a rendir cuentas.

En este caso, la arbitrariedad de los agentes pudo haber sido la nota; pero le ganó la rapidez de la autoridad municipal para mandar un mensaje de que no toleraría esos actos. Quizá por ello, la intervención del Güero Nieves no tuvo mayor eco.

Lo que calentó el debate fue la ausencia del doctor Campillo, el secretario de Salud que, llamado a comparecer este día, decidió adelantar un viaje a Guanajuato y dejar con la carabina al hombro a los diputados de oposición, que traen un altero de asuntos para documentar la peor crisis del sector salud en Sonora.

No hubo muchos diputados del PAN que salieran a la defensa del doctor Campillo. Los más activos defensores: Raúl Augusto Silva Vela y Baltazar Valenzuela, ambos médicos. Y también Ignacio García, el caborquense que quiere ser alcalde de la Perla del Desierto y quien perdió toda compostura al gritarle a la diputada Karina García, envalentonado con una dama.

Muy diferente su actitud cuando lo encaró el nogalense Humberto Robles Pompa, ante quien se mostró humildito y arrinconado, sobre todo cuando “El Buitre” lo conminó, en el tono sarcástico que le caracteriza, a que dijera por qué no quería que compareciera ante el pleno el “Pancho Platas”, un personaje que es emblema del enriquecimiento no tan inexplicable como súbito, de los funcionarios del nuevo sonora.

“Yo quisiera saber qué hace por el tercer distrito”, le espetó Nacho García a Karina Gacía. “Yo la conozco desde que era presidenta municipal de Tubutama. Si tiene pruebas contra Campillo, sáquelas, no hable por hablar. Yo sí trabajo y por eso votaron por mí”, le gritó el próspero empresario de la construcción a Karina García.

Por alusión, la diputada se puso de pie y le aclaró, serenamente al próspero empresario. Le recordó que por ella también votaron 21 mil habitantes de ese distrito y sin el dinero del gobierno, sin la coacción del voto, sin la compra de conciencias, sin las grandes empresas que lo respaldan. “Yo he presentado más iniciativas que usted, y he trabajado más por la gente de mi distrito. A esa gente le voy a responder, no a usted”, le dijo la bragada legisladora.

Nacho García es un próspero empresario, ciertamente, pero no es un tipo formado en el debate parlamentario. Simplemente se hundió en su curul, nomás para recibir la otra andanada de cuestionamientos, ahora de parte de Robles Pompa.

No defiendan lo indefendible. Yo entiendo que tienen qué hacerlo porque para eso los pusieron aquí, para defender a funcionarios corruptos, le dijo El Buitre. Pero no se pasen de lanza. “Tú, Nacho, quizás a ti no te dieron dinero para la campaña, porque tienes mucho; quizá no te dieron dinero, pero te han dado mucha, mucha, mucha obra para tu compañía constructora, y por eso los defiendes”.

Sólo los médicos legisladores sacaron la cara por Bernardo Campillo. Quizá se deba a una suerte de solidaridad gremial. Quizá se deba a que el secretario de Salud, un tipo que gusta presumir su presencia en subastas de caballos finos; en saraos faraónicos mientras los hospitales de Sonora carecen de lo más indispensable, compite palmo a palmo con el secretario de Gobierno, Roberto Romero López en carrera parejera para ver cuál de los dos se enriquece en menos tiempo con el dinero público.

Ni Javier Neblina, el coordinador parlamentario del PAN, ni Gildardo Real; vaya, ni Shirley Vázquez sacaron la cara por Bernardo Campillo. Sólo lo hicieron los médicos Baltazar Valenzuela y Raúl Silva que, me dicen mis fuentes, son excelentes médicos. Impecables en el ejercicio de su profesión. Pero no más. Como legisladores son un fiasco.

Y bueno, tampoco hay que condenarlos por eso. Simplemente hay que voltear a ver el estado en que se encuentra el sistema de salud sonorense, para concluir que cualquier defensa está condenada al fracaso.

II

Muchos condicionamientos hay en la postura que hicieron pública los diputados de oposición respecto a la aprobación del presupuesto 2014 en Sonora.

Ayer le pregunté a Abel Murrieta sobre el asunto. Que si cuál era la posición de los priistas sobre el tema, y que si cómo había influido el encuentro que sostuvieron días antes con el coordinador de los diputados federales del PRI, Manlio Fabio Beltrones.

Que si cómo lo había notado, que si cómo le había parecido el encuentro; que si fuera de libreta podía decir algo, le dije.

Pero Abel Murrieta trae nueve años de procurador encima. Los interrogatorios los hace él. Y cuando uno lo quiere acorralar con preguntas, sale por piernas raspando el lomo contra las cuerdas y desde el centro del ring, bajando la guardia y ensayando pasitos tipo Sugar Ray Leonard, dice “ahora sí tírale”…

Pos así de plano no se puede. Ya lo voy a agarrar el sábado, a ver qué tanto baila y se escapa…

Comments are closed

BOLETÍN DE NOTICIAS

Recibe lo mas reciente de las noticias directamente en tu casilla de correo electronico.