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Lo que es capaz de provocar una pendejada, ¿No?

 

Arturo Soto Munguia / 2013-01-14

Trepado en una de las columnas que flanquean el Palacio de Gobierno en Hermosillo, el veterano periodista, héroe de mil batallas, testigo presencial de los principales conflictos políticos y sociales en Sonora desde hace 30 años me dice, con la decepción en el rostro y en la voz: “Lo que es capaz de provocar una sola pendejada ¿no?”.

Y es que frente a sus ojos hay una multitud vociferante, enojada. Una ira que hasta hace unas semanas apenas despuntaba en manifestaciones ciudadanas a las que el gobierno del estado despreciaba, desde la realidad virtual fabricada por sus propias mentiras, difundidas a placer por lisonjeros a sueldo, que en esta coyuntura se encuentran entre la espada del chayote sexenal y la pared de su credibilidad transexenal.

Es la Plaza Zaragoza. La tarde del domingo 13 de enero de 2013. La tarde que miles de hermosillenses ofendidos han salido a la calle a gritar, a decir, a cantar, a corear, a mentar madres.

Se asumen malnacidos. Se asumen ofendidos por el gobernador, que el pasado jueves aludió a los sonorenses que protestan contra su política fiscal y que están firmes en boicotear la Serie del Caribe, un evento deportivo internacional del que será sede Hermosillo: “Esos no son sonorenses bien nacidos”, dijo el gobernador.

Y la gente que no está de acuerdo con los nuevos impuestos y los incrementos a otros, se encabronó. Así se dice.

Y así se catalizó el descontento ciudadano que en un par de días, organizó la protesta más fuerte que se haya registrado en Sonora, con sede en la capital, Hermosillo, en Cajeme, donde el panismo está aniquilado por otras razones; en Navojoa, en Nogales, en Caborca, en Magdalena, en Guaymas, en Empalme.

En los principales municipios de Sonora la gente está en las calles, enojada con su gobierno.

En Hermosillo, frente a Palacio de Gobierno, miles de ciudadanos corean a voz en cuello una consigna: ¡Fuera Padrés! ¡Fuera Padrés! ¡Fuera Padrés!

Los intentos para acallar esas voces son en vano. Las redes sociales fueron la correa de transmisión del descontento ciudadano, y en un par de días hicieron que #LaMarchaDeLosMalNacidos se conociera en todo el país. En todo el mundo.

II

Son las 3 de la tarde en la Plaza Emiliana de Zubeldía, frente a la Universidad de Sonora. Ahí, alrededor de un pequeño y a la vez gigantesco cementerio de 49 tumbas y 49 cruces; de charcos de cera ennegrecida, flores de papel, nombres de pequeños que murieron tras el incendio en la Guardería ABC, comienza a juntarse otra vez la gente.

Son los mismos y a la vez son diferentes. Se encuentran en las miradas, en los saludos y los abrazos. Se identifican en una solidaridad que reparte cartulinas y marcadores, calcomanías y carteles. Se han vuelto a reunir de uno en uno, de dos en dos, de tres en tres. Hasta llenar la plaza.

Hoy los convoca otra tragedia. Otra demanda. Los convoca la decepción por un gobierno que prometió ser diferente y resultó peor. Eso dicen las voces ahí reunidas. Eso dice el murmullo que va creciendo, creciendo, creciendo, hasta convertirse en grito. En puño cerrado. En rabia que se desborda por la calle, cuando deciden iniciar la marcha rumbo a Palacio de Gobierno, que desde luego, está vacío.

El gobernador no está. Los funcionarios no están. No han estado nunca, desde que comenzó esta protesta a la que quisieron despreciar, minimizar, anatematizar, descalificar con el sobado argumento de que se trata de un movimiento orquestado por los priistas.

Pero el Bulevar Rosales se comienza a llenar por miles de hermosillenses que en 2009 también estuvieron ahí para solidarizarse con los deudos de los niños ABC; para tumbar a un gobierno del PRI y poner a uno del PAN.

A un gobernador que prometió ser diferente y resultó peor. Eso es lo que dicen los que en la Plaza Emiliana de Zubeldía se reúnen para marchar hacia Palacio de Gobierno. Eso es lo que creen y eso es lo que los tiene ahí, llenando por completo la amplia avenida del Bulevar Rosales.

III

En la plaza regalan camisetas blancas con leyendas en tipografía azul, igual que la usada en la campaña del PAN en 2009. El número uno, representado con el índice de una mano hecha puño, sin embargo, ahora es simbolizado por un dedo anular erecto en ese puño, simulando la “T” en la palabra “Jódete”. “Con la tenencia vehicular”, completa la frase.

Hay camisetas negras y grises que venden en 50 pesos y que tienen alta demanda. Ahí se lee “Soy sonorense malnacido”. Y en la espalda un número 14, que alude al discurso gubernamental que sostiene que los impuestos sólo afectan al 14 por ciento de los sonorenses.

En la plaza están los que estuvieron antes y los que se estrenan como parte de una protesta que hoy por hoy, es seguida a cada minuto. Mucha gente lleva ahí su dispositivo móvil y sube a la red de redes, en ese mismo instante, lo que está ocurriendo.

Adelante, atrás, a los lados, ahí no hay acarreados. La sociedad se organiza y además, satura la comunicación con transmisión en vivo. El gobierno está acorralado ante esta insurgencia. El discurso de que no hay marcha atrás y de que la gente debe entender que los impuestos son una medicina amarga pero dolorosa, se pierde en el vacío de esos miles de malnacidos que van tuiteando alegremente por la calle y al mismo tiempo, con el coraje suficiente para tumbar a un gobierno fallido.

IV

El arribo a la Plaza Zaragoza es impresionante. Lo escribo porque lo escuché. Alguien de pronto grita: “Llegamos los malnacidos”, y el grito se hace consigna, se corea, se multiplica, llena la plaza.

Alguien grita: “¡Guillermo Padrés, te venimos a saludar!”. Y la marcha corea: “Chiiiiiiiiiinga tu maaaaaadre”.

Consigno esto no por el insulto, al que desapruebo terminantemente, sino por el hecho de que históricamente, no se recuerdan madrazos así en Palacio, desde aquel día en que Eduardo Bours entregó el bastón de mando a Guillermo Padrés. La diferencia clave es que Bours iba de salida en su sexto año de gobierno, y Guillermo Padrés apenas está a la mitad de su mandato. Padrés, además, se encuentra con un gobierno federal tutelado por el PRI, y no por aquel lamentable Felipe Calderón, que le festejaba todas sus ocurrencias. Ojo.

V

En la plaza hay mil, dos mil, tres mil. Cinco mil. Diez mil, dicen los más malnacidos. La cuenta más objetiva sigue siendo la superficie en metros cuadrados al salir de la plaza Zubeldía. Mil 500 metros en un espacio de 30 por 50. A razón de tres por metro cuadrado, aproximadamente 4 mil 500 malnacidos.

Pueden ser más, pueden ser menos. Para efectos políticos, son un chingo. Y cuando en las puertas de Palacio Rebeca Villanueva dice que está en pie y firme la decisión de hacerse presentes en la Serie del Caribe, las cosas se ponen más serias.

Villanueva es una joven madre de familia a quien los servicios de inteligencia del gobierno del estado investigaron hasta el punto de descubrir que alguna vez apoyó a un candidato del PRI

Los periodistas pagados por el gobierno le tupieron por ese lado, hasta que la señora mostró documentos en los que prueba que también apoyó al candidato del PAN a la alcaldía, Javier Gándara Magaña en 2009.

En el mitin de ayer, reveló también que ella le organizó un par de reuniones en su barrio al hoy gobernador Guillermo Padrés Elías. “Yo apoyo causas, no candidatos”, dijo. Y los mariachis callaron.

Colofón

El próximo martes 15, se llevará al cabo una sesión extraordinaria en el Congreso del Estado. El punto a discutir: la Ley de Ingresos que ha despertado la ira ciudadana en Sonora. La pelota está en la cancha de los diputados.

La línea dictada desde el gobierno es la de que no hay marcha atrás. Sin embargo, las marchas de ayer, las marchas de los malnacidos, pudieran cambiar esa tendencia.

Los más preocupados son los diputados del PAN. Sobre ellos recae el peso de una decisión tomada en el muy compacto círculo cercano al gobernador, donde ya no les interesa mucho ganar o perder en 2015, porque ellos ya resolvieron su vida y la de sus próximas generaciones.

Donde pesa mucho esa decisión, es en los diputados que en las últimas semanas no han encontrado la manera de dar la cara a sus electores, cuando sus electores están en la calle mentando madres.

Los malnacidos de Sonora han puesto a todo mundo contra la pared.

Y el cronista se queda acá, pensando en las palabras de mi colega y amigo, veterano de tantas crisis sociales y políticas que me dijo, trepado en una de las columnas que flanquean las puertas de Palacio, con voz y gesto grave: “Lo que es capaz de provocar una pendejada ¿No?

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