‘Jason Bourne’: Un regreso frenético y cardíaco

Han pasado casi 10 años desde el estreno de Bourne: El ultimátum, la última vez, hasta este 2016, que Matt Damon interpretó al amnésico y letal exagente de la CIA Jason Bourne/ David Webb.

Universal Pictures intentó revivir la franquicia con El legado Bourne, una secuela que pasó por más pena que gloria y cuya principal afectación fue la ausencia de Damon, pero ante el tibio recibimiento de crítica y público el estudio supo que solo había una manera de justificar más entregas de la saga: traer de regreso al mismísimo Bourne y al director Paul Greengrass.
Jason Bourne (Damon) ha permanecido en el exilio, ganándose la vida en peleas callejeras con apuesta. Paralelamente, Nicky Parsons (Julia Stiles), ahora alejada de la CIA, se infiltra en las bases de datos de su antigua agencia y sustrae todo lo relativo a los programas de operaciones secretas.

Parsons descubre que el programa Treadstone involucra no solo a Bourne, sino también a gente cercana de su pasado, por lo que decide buscarlo y compartirle tan crucial información para que él emprenda las acciones necesarias y encuentre las respuestas que quizá lo dejen en paz mental de una vez por todas.
Jason Bourne quizá pueda observarse como una película carente de propuesta y delimitada a una fórmula explotada desde hace 14 años por sus predecesoras.