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¿Fracasaste en pareja? ¡Reconcíliate con tus padres!

Mark Wolynn, terapeuta y especialista en constelaciones familiares, explica que el rechazo o el resentimiento hacia nuestros padres (sea asumido o inconsciente) nos trae un sufrimiento insospechado que no nos permite alcanzar la plenitud. Por ejemplo, la sensación de no haber recibido suficiente atención de parte de mamá se transforma en una elección similar, es decir, en una pareja que no presta suficiente atención. Y lo mismo ocurre con el padre; el problema que no resolvamos con él reaparece irremediablemente en el ámbito de la pareja.

Estas elecciones no vienen de un deseo consciente, no es que uno quiera boicotear su propia felicidad. Bert Hellinger, el terapeuta que creó la terapia de constelaciones familiares, explica que estas acciones están guiadas por una lealtad invisible. Así, una mujer que rechaza a su padre repite el destino de su madre al atraer a una pareja que se comporta como el padre que rechaza. Mientras no lo haga consciente y se reconcilie interiormente con él, seguirá trayendo a sus relaciones eso que rechaza porque al revivir el destino de su madre, la hija se solidariza con ella.

Bajo esta misma perspectiva, si Juan teme al compromiso es porque hay un rechazo hacia su padre, un resentimiento por la forma en que éste se comportó con su madre o con él. Si este rechazo generó un vínculo cercano a su madre, Juan se resistirá a abandonar ese lazo y se cerrará emocional o físicamente. La pregunta es si esto tiene remedio. Y la respuesta es sí. Cuando Juan genere un vínculo más cercano con su padre –o bien, cuando se reconcilie con la figura paterna– será capaz de establecer un compromiso de pareja.

Rechazar a nuestros padres nos trae sufrimiento y confusión al momento de elegir una pareja porque las emociones, los rasgos y el comportamiento que rechazamos en ellos es un rechazo que vivimos como propio; es nuestra forma inconsciente de amarlos, una forma de tenerlos presentes en nuestras vidas. Esto también se vive físicamente: mientras no estemos en paz con nuestros padres, el cuerpo nos reportará ansiedad, rechazo, angustia o enfermedad.

A veces pensamos que el camino hacia la plenitud depende sólo de lo que proyectamos como individuos hacia el futuro. Sin embargo, terapias como la constelación familiar nos hacen volver a pensarnos como seres fundamentalmente sociales.

Por ello, hacer las paces con nuestros padres, estén vivos o muertos, resulta indispensable para poder construir nuestro propio destino. La reconciliación con los padres implica todo un proceso: atreverse a mirar, perdonarlos y perdonarse sin emitir juicios, aceptar que el amor, sea cual sea la forma que tome, está en la base de nuestra existencia. Estar en paz con nuestros padres nos da la posibilidad de crear, libre y conscientemente, nuestra propia ruta hacia la felicidad.

Por Luza Alvarado

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